Un talento innato y el éxito que le costó la relación con su padre Julio: el inexplicable dilema de Enrique Iglesias

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Enrique Iglesias durante un espectáculo en Miami (EFE/Giorgio Viera)

“Soy el único en la música, sin mí no conseguirás nada”, le dijo Julio Iglesias, su padre, al enterarse de que había decidido ser cantante. Hasta entonces lo había mantenido en completo secreto. Es más: fue Elvira Olivares, su cuidadora, quien le prestó los quinientos dólares necesarios para grabar su primera maqueta. Y, muy molesto, el creador de Olvidé vivir, Ei y otros clásicos inolvidables condenó su fracaso. Pero no sólo no se cumplió su predicción, sino que lo que ocurrió fue todo lo contrario.

Enrique Iglesias nació el 8 de mayo de 1975 en Madrid, fruto del matrimonio de Julio con Isabel Preysler, con quien ya había traído al mundo a Chábeli y Julio José. En ese momento, el cantante que muchos años después tuvo a los gemelos Victoria y Cristina, Miguel Alejandro, Rodrigo y Guillermo con Miranda Rijnsburger, se encontraba en la cima de su carrera por lo que no estaba muy presente en la vida familiar. Sin embargo, para su disgusto, logró transmitir su amor por la música a sus hijos. Sobre todo, el más joven de la primera camada.

“A los 18 firmé contrato con una discográfica y fue una aventura, me volví a Miami y fue una de esas cosas en las que dije que mañana le iba a decir a mi padre, mañana llegó, no le dije él…” Enrique dijo que tardaron seis meses en darle la noticia a Julio. Su primer trabajo, lanzado en 1995 bajo su nombre y que ganó el Grammy al mejor álbum de pop latino, incluyó éxitos como Si tu te vas, Economía Religiosa, Por Amarte, No llores por mí y Trapecista. Y su éxito fue mucho mayor de lo que el ego de su famoso padre podía soportar.

Julio y Enrique Iglesias en una de las pocas imágenes que tienen juntos ya adultos (Foto IG: julioiglesiasofficial)

Tras el enfado de Julio, Enrique hizo las maletas y abandonó la casa familiar. Primero se instaló en Canadá y estuvo dispuesto a abandonar su apellido siempre que su carrera no estuviera ligada a la de su padre. Incluso quiso rebautizarse como Martínez. Pero fue demasiado tarde. “Quiero decirle a mi hijo que mientras siga subiéndose a un escenario, seguiré compitiendo con él”, le dijo su padre al aceptar el American Music Award al Artista Latino Favorito del Año en 1998, superando a su heredero. que lo observaba desde el margen. Su guerra fue, sin duda, una guerra abierta.

“Quiero ser mejor que mi padre, siempre quise ser mejor que mi padre, siempre quise vender más discos que mi padre, siempre quise ser mejor cantante que mi padre, siempre quise ser mejor Artista que mi padre”, aseguró Enrique en ese momento, tal vez nublado por la ira. Y Julio no se quedó atrás: “Si tienes que ser el número uno, ¿él o yo? ¡YO!” El problema era que ambos eran extremadamente competitivos. Y nadie estaba dispuesto a ceder.

Durante diez años, padre e hijo no se dirigieron la palabra. Y Enrique lo reflejó sin eufemismos en Quizás, una canción que compuso en 2002 y cuya letra decía: “Hola, viejo, dime cómo estás. Pasan los años, ya no hablamos. Y no quiero que pienses que me olvidé de ti”. No fue hasta 2005, cuando falleció Julio Iglesias Puga, el padre de Julio, que los dos comenzaron a tener un mínimo diálogo nuevamente. Pero la reconciliación tardaría en llegar. .

Una postal familiar de Julio Iglesias y sus hijos Julio, Isabel y Enrique en 1988 (Foto de Globe Photos/mediapunch/Shutterstock)

Casado con la ex tenista Anna Kournikova, madre de sus tres hijos: los gemelos Lucy y Nicholas y Mary, Enrique siempre ha evitado dar detalles de su vida privada. Y muchos creen que, en realidad, fue para evitar preguntas sobre el conflicto con su padre. Sin embargo, en 2019 contó que una noche estaba viendo una película en su casa de Miami mientras sus hijos dormían y sintió la necesidad de llamar a Julio. “Inmediatamente cogí el teléfono. Tuvimos una conversación realmente agradable. Estaba de buen humor. Fue una de esas charlas en las que eres consciente de que eres especial. “Eso me consoló mucho”, reveló la cantante.

Pero dejó claro que no se arrepiente de nada. Porque, si quería seguir su corazón y tener éxito en su carrera, no tenía más remedio que distanciarse de su padre, quien no vio con buenos ojos su decisión. “Sufrí mucho. Pero lo que sentía por la música me dio fuerzas. Y, sobre todo, quería hacerlo a mi manera”, confesó Enrique. Y, en los primeros años de su profesión, también se desmarcó del resto. de su familia, especialmente de los hermanos que permanecieron cerca de Júlio. A pesar de todo, él siempre supo que estaba haciendo lo correcto.

¿Le guarda rencor a Julio, ahora de 80 años, por oponerse a su carrera y obligarlo a elegir entre ella y él? “Él es mi padre y lo amo con toda mi alma”, dijo Enrique, quien desde que tuvo sus propios hijos se ha vuelto más reflexivo. Y, en una de sus últimas entrevistas, explicó: “No tuve mala relación con mi padre, es que nuestra relación es muy difícil de explicar. Porque cualquiera que analice desde fuera podría imaginar que no nos llevamos bien, porque nunca nos han visto juntos y porque nunca han venido a uno de mis conciertos, porque yo me fui de casa siendo muy joven y nunca volví. … Pero mantenemos conversaciones telefónicas que duran horas, en las que tocamos las fibras más importantes”.

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