Tu gran amor en California: La inolvidable Diane Keaton y su refugio construido con 75 mil ladrillos de Chicago.

DIANE KEATON: UN LEGADO DE AMOR Y ARQUITECTURA

La vida de la icónica actriz Diane Keaton, reconocida por su talento en películas como “Annie Hall” y “El Padrino”, estuvo marcada por varios romances. Sin embargo, su último y más significativo amor podría ser su hogar en Los Ángeles. Keaton, quien falleció el 11 de octubre a los 79 años, compró esta casa en 2011 por cerca de 5 millones de dólares, una inversión que refleja su profunda conexión con el lugar donde eligió pasar sus últimos años.

UNA PROPIEDAD ÚNICA

La casa se encuentra en Sullivan Canyon, una zona tranquila situada entre los barrios de Brentwood y Pacific Palisades. Con 8,000 pies cuadrados, se asemeja a una fortaleza de ladrillo que, además de ofrecer privacidad, se convirtió en una verdadera extensión de la artista misma. Keaton, una auténtica autodefinida ermitaña, siempre valoró su espacio personal, y esta propiedad fue el refugio ideal donde podía ser ella misma.

A lo largo de su vida, Diane vivió en diversas propiedades, incluyendo un departamento en Nueva York y varias casas en Los Ángeles, pero fue esta última casa la que realmente la conquistó. En sus propias palabras, “Siempre me han interesado las casas y el concepto de hogar”. Sin embargo, su búsqueda de la vivienda perfecta no fue sencilla. A menudo encontraba defectos en sus hogares anteriores, lo que la llevó a crear un espacio que cumpliera con todas sus expectativas.

DE LA INSPIRACIÓN INFANTIL A LA REALIDAD

Desde pequeña, Keaton tenía una fascinación especial por la arquitectura y la decoración, influenciada por su padre, quien era ingeniero civil. Este interés se tradujo en su última casa, donde se encargó de cada detalle, desde la elección de los ladrillos, que provienen de Chicago, hasta su diseño final. Inspirada por el cuento infantil “Los tres cerditos”, expresó en su libro “The House That Pinterest Built” su deseo de construir una casa de ladrillo que, al igual que la del tercer cerdito, fuera indestructible.

La casa no solo fue un lugar de refugio, sino que se convirtió en el escenario de su vida cotidiana. Allí vivió con su perro Reggie, y albergó a sus hijos adoptivos, Dexter y Duke. Keaton diseñó un hogar que no solo reflejaba su estilo personal, caracterizado por vigas de madera y muebles en blanco y negro, sino que también permitía espacio suficiente para su vasta colección de sombreros, camisas y trajes, enfatizando su singularidad.

UN LEGADO PERDURABLE

A pesar de la adversidad que enfrentó en sus últimos días, como el deterioro de su salud, la casa en Brentwood siempre será un símbolo de su vida. En marzo de este año, la actriz decidió ponerla a la venta por 29 millones de dólares, marcando el final de una era. La noticia de su fallecimiento dejó una huella profunda en sus admiradores y en la industria cinematográfica, recordando no solo su impresionante carrera, sino también la intimidad y el amor que encontró en su hogar.

La vida de Diane Keaton nos enseña que el verdadero amor no siempre es una persona, sino también los lugares que elegimos para hacer nuestros refugios. Su legado perdurará no solo en la gran pantalla, sino también en cada ladrillo de su última y amada casa.

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