“¡Te sientes tan libre!”: Dos personas en sillas de ruedas (una de 81 años y otra de 25) hablan sobre los recortes en apoyo social, vivienda y la alegría de nadar | Para todos los jóvenes

CAMBIOS EN LA VIDA DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD

Desde la década de 1950, la vida de las personas con discapacidad ha cambiado significativamente. Alice Moira, quien a los siete años recibió su primera silla de ruedas de madera, es un claro ejemplo de estos avances. Moira, que ahora tiene 81 años, se ha adaptado a lo largo del tiempo, pero revela que los desafíos persisten, especialmente en un mundo que a menudo no considera las necesidades de quienes utilizan sillas de ruedas.

DESAFÍOS ACTUALES Y RECORTES EN BENEFICIOS

Recientemente, se han propuesto recortes en los beneficios por discapacidad en el Reino Unido, lo que ha generado preocupación acerca de la posibilidad de que se reduzcan los derechos de las personas con discapacidad. Durante una conversación con Lochlann O’Higgins, un joven de 25 años que vive con una condición llamada “huesos de cristal”, Moira exploró las similitudes y diferencias entre sus experiencias al usar sillas de ruedas.

O’Higgins recordó cómo a los dos años, cuando se subió a una silla de ruedas por primera vez, se sintió libre de moverse, algo que había anhelado durante mucho tiempo. Por otro lado, Moira compartió que tuvo que luchar contra su propia percepción de la discapacidad cuando se le indicó el uso de una silla de ruedas en su niñez y evitó usarla en la escuela durante un año.

EXPERIENCIAS ESCOLARES DIFERENTES

Las experiencias escolares de ambos reflejan cómo el entorno educativo puede afectar a los estudiantes con discapacidades. Alice fue expulsada de su escuela a los 10 años debido a problemas de visión relacionados con su parálisis cerebral. Mientras tanto, Lochlann tuvo que adaptarse a estudiar en un entorno donde, debido a su condición, a menudo estaba ausente por hospitalizaciones, lo que complicó su aprendizaje.

Ambos reflexionaron sobre cómo la incredulidad de sus compañeros a veces se transformaba en frustración. Sin embargo, el apoyo de amigos cercanos se destacó como un aspecto positivo en sus trayectorias educativas.

DESAFÍOS EN EL ÁMBITO LABORAL

El camino hacia el empleo también ha sido complicado para estos individuos. O’Higgins, que está cursando una maestría en ingeniería de software, trabajó como diseñador web desde casa para evadir las dificultades del desplazamiento. Por su parte, Moira identificó sus habilidades interpersonales como clave en su carrera como trabajadora social, aunque enfrentó numerosos rechazos antes de conseguir un puesto.

El acceso a vivienda adecuada y accesible ha sido otro gran reto. Moira destacó que, aunque hay mejoras, sigue siendo complicado conseguir viviendas asequibles y adaptadas a las necesidades de las personas con discapacidad. A su vez, O’Higgins notó que hoy en día existen mejores opciones de asistencia que hace décadas, pero todavía luchan con las limitaciones en el transporte público.

EL DEPORTE COMO HERRAMIENTA DE INTEGRACIÓN

O’Higgins también es un firme defensor del deporte como una forma de mantenerse activo y formar conexiones. Desde joven ha practicado diversos deportes, lo que le ha permitido encontrar una comunidad de apoyo. La natación, por otro lado, fue una gran ayuda para Moira durante su adolescencia, especialmente durante periodos de recuperación.

Ambos coinciden en que, a pesar de los avances, todavía quedan desafíos que superar. La tecnología ha evolucionado y facilitado ciertos aspectos de la vida de las personas con discapacidad hoy en día, pero cuestiones como los recortes en los beneficios son una preocupación constante.

ESPERANZAS PARA EL FUTURO

A medida que miran hacia el futuro, tanto Moira como O’Higgins expresan su deseo de ver una mayor inclusión y oportunidades para las personas con discapacidad. “Quiero ver más oportunidades para que las personas prueben cosas,” dice Moira, mientras que O’Higgins espera que las comunidades continúen creciendo y empoderando a las personas con discapacidad a salir y participar activamente.

Es evidente que, pese a los esfuerzos realizados, aún hay un largo camino por recorrer para lograr una sociedad verdaderamente inclusiva y equitativa.

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