LA NUEVA TEMPORADA DE “NOBODY WANTS THAT” NO CUMPLE CON LAS EXPECTATIVAS
La plataforma de streaming Netflix continúa sorprendiéndonos con sus decisiones en cuanto a la producción de contenido. A pesar de que muchos espectadores esperan historias emocionantes con tramas envolventes, la tendencia actual parece ser crear series donde, en realidad, poco sucede. Un ejemplo de esto es la reciente segunda temporada de “Nobody Wants That”, la comedia romántica que finalmente regresó y que, desafortunadamente, ha dejado a muchos espectadores insatisfechos.
UN RESUMEN DE LA PRIMERA TEMPORADA
La primera temporada de “Nobody Wants That” fue un éxito inesperado. Contó la historia de Noah, un rabino, y Joanne, una chica secular de Los Ángeles. La química entre los actores Adam Brody y Kristen Bell capturó la atención del público, especialmente de aquellos que recordaban sus papeles en series populares como “The OC” y “Veronica Mars”. El final de la primera temporada dejó a los fanáticos con un cliffhanger romántico, donde la pareja no llegó a un consenso sobre la conversión de Joanne al judaísmo, pero selló el momento con un beso dramático.
UNA TEMPORADA QUE NO AVANZA
En esta segunda temporada, la historia sigue estancada. Noah y Joanne aún no han resuelto su dilema religioso, lo que provoca que la trama se repita sin ofrecer nuevos desarrollos. Cada episodio parece girar en torno a lo mismo: la incertidumbre sobre si Joanne se convertirá o no. El último episodio vuelve a tocar los mismos elementos del final de la primera temporada, haciendo que muchos se cuestionen el objetivo de prolongar una historia que no avanza.
Un espectador podría preguntarse: ¿hasta cuándo se puede mantener una serie con esta estructura? La autora de la crítica sobre esta temporada sugiere que sería mejor tener varias temporadas que realmente lleven la narrativa a un sitio más interesante, en lugar de estirar la trama durante múltiples episodios sin un propósito claro.
CRÍTICAS A LA REPRESENTACIÓN RELIGIOSA
Uno de los aspectos más cuestionables de “Nobody Wants That” es su relación con el judaísmo. Aunque la serie está centrada en un rabino, parece perder de vista la esencia de esa fe y su impacto en la vida de los personajes. La trama carece de conflictos significativos que podrían enriquecer la narrativa y, de hecho, se siente como si se ignoraran muchas de las complejidades asociadas con ser un rabino.
La creadora de la serie, Erin Foster, basó la serie en su experiencia personal al enamorarse de un judío, pero una distinción clave es que él no era un rabino. Esto deja al espectador con la sensación de que la historia no se toma en serio el papel que la religión debería tener en la vida de los personajes.
REFLEXIONES FINALES
La crítica pregunta si el enfoque vacío de la serie sirve realmente para algo o si simplemente se convierte en un contenido de fondo para ver mientras se navega por el teléfono. Este debate es relevante no solo para “Nobody Wants That”, sino también para muchas series actuales que parecen priorizar el tiempo de visualización sobre una narrativa atractiva y significativa.
A pesar de sus fallas, el interés por la tercera temporada sigue presente. Los espectadores están intrigados por ver si finalmente habrá un desenlace o si la historia se alargará una vez más sin una resolución adecuada.
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