ROBERT REDFORD: UN LEGADO DE AMOR Y CONSERVACIÓN
En diciembre de 2024, Robert Redford y su esposa, Sibylle Szaggars, vendieron su casa en Tiburon, California, después de haber vivido allí durante cuatro años. Esta cabaña, situada en una colina, ofrecía impresionantes vistas de la Bahía de San Francisco y de Angel Island. Durante su tiempo en esta localidad, Redford disfrutaba de los encantos del lugar, que incluían restaurantes y un entorno natural propicio para caminar. Según Redford, Tiburon era un lugar “de vibración amigable”, donde se sentía en casa.
EL RAZÓN DEL CAMBIO
La pareja decidió mudarse a Santa Fe, Nuevo México, donde Szaggars tenía una galería y trabajaban en una organización sin fines de lucro centrada en la conservación global. Esta decisión marcó un nuevo capítulo en su vida, enfocándose en causas que ambos valoraban profundamente.
EL ADIÓS A UN ICONO
Lamentablemente, la noticia de la muerte de Robert Redford llegó un martes, cuando el actor y director tenía 89 años. Los residentes de Tiburon lo recordaron como una persona amable y elegante, que hacía sentir a todos a su alrededor especiales. Un camarero del área comentó que Redford era “uno de sus mejores clientes”, a quien veía semanalmente, y que siempre mostraba calidez y respeto hacia quienes lo rodeaban.
El mismo camarero recordó que Redford estaba en la ciudad para apoyar a su hijo, James Redford, quien había luchado contra una enfermedad hepática y falleció en 2020. La tristeza en la comunidad era palpable, ya que Redford era querido por su carácter y su forma de ser.
UNA FAMILIA UNIDA
Robert Redford tuvo cuatro hijos, incluidos Scott y James, quienes fallecieron a una edad temprana. La familia de James Redford es un reflejo de la lucha por la vida; a lo largo de su existencia, realizó varios documentales que abordaban temas como el cambio climático y la justicia ambiental. La influencia de su padre fue significativa en su vida y su trabajo, mostrando un compromiso compartido por causas sociales y ambientales.
James también sobrevivió a un trasplante de hígado, lo que lo llevó a crear obras que celebraban la vida y la donación de órganos. En sus documentales, abogó por el respeto al medio ambiente y la importancia de la comunidad, causas que claramente se pasaron de generación en generación.
RECONOCIENDO EL LEGADO DE UN HOGAR
La casa de Tiburon era un reflejo de la vida y los valores de Redford y Szaggars, quienes valoraban la privacidad y la conexión con la naturaleza. La residencia, construida con un estilo modernista, se ubicaba en un lugar apartado y ofrecía bellas vistas. Sus jardines estaban repletos de plantas mediterráneas, lo que evidenciaba su amor por el entorno natural.
A pesar de vender su hogar por $4.65 millones, Redford siempre manifestó su aprecio por Tiburon y sus habitantes. Un vecino recordó cómo Redford caminaría por los senderos, siempre amable y accesible, reconociendo a quienes lo rodeaban.
REFLEXIONES FINALES
Robert Redford dejó una marca imborrable en la comunidad de Tiburon y en el mundo del cine. Su legado vive tanto en sus películas como en la conciencia ambiental que fomentó a través de su trabajo y de su familia. La tristeza por su partida es un testimonio del impacto que tuvo en las vidas de quienes lo conocieron.
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