El Kennedy Center modificó las normas antes de su nuevo nombre inspirado en Trump.

CAMBIOS CONTROVERTIDOS EN EL CENTRO KENNEDY

El Centro Kennedy, una importante institución cultural en Washington D.C., ha realizado cambios significativos a sus estatutos que han generado una considerable controversia. A principios de este año, los directores del centro decidieron limitar el derecho a voto en su junta a los miembros designados por el presidente, impactando así la forma en que se toman decisiones en esta prestigiosa institución.

REVISIONES ESTATUTARIAS

Según un informe de The Washington Post, a partir de mayo, los miembros de la junta que son designados por el Congreso, conocidos como miembros “ex officio”, no podrán votar ni contar para alcanzar el quórum en las reuniones. Esto significa que sólo los miembros nombrados por el expresidente Donald Trump, quien también es el actual presidente de la junta, tendrán la capacidad de influir directamente en las votaciones.

En total, el Centro Kennedy cuenta actualmente con 34 miembros de la junta designados por el presidente y 23 escaños ex officio, que incluyen a figuras influyentes como el Bibliotecario del Congreso y el Alcalde de Washington, D.C. Aunque el reglamento anterior no especificaba que los miembros ex officio debían votar, se ha revelado que en el pasado, estos miembros eran parte activa del debate y tenían voz en las decisiones.

IMPACTO EN LA ARTES Y REACCIONES

El cambio de nombre de la institución a “Centro Conmemorativo para las Artes Escénicas Donald J. Trump y John F. Kennedy” ha desencadenado una oleada de críticas. Muchos artistas han cancelado sus presentaciones en el centro. Por ejemplo, Chuck Redd, un reconocido músico de jazz, decidió no llevar a cabo su evento anual debido a la controversia. Redd ha expresado que la transformación del nombre fue un factor decisivo para su decisión.

Frente a estas controversias, varios miembros del Congreso han comenzado a actuar. April McClain Delaney, representante demócrata de Maryland, propuso una legislación para eliminar el nombre de Trump del centro. Asimismo, Joyce Beatty, representante demócrata de Ohio, presentó una demanda en contra de la decisión, argumentando que cambiar el nombre requiere la aprobación del Congreso, ya que este fue el organismo que lo nombró en primer lugar. Beatty se apoya en el argumento de que el centro fue concebido como un monumento a John F. Kennedy y a la cultura estadounidense.

APROVECHAMIENTO POR PARTE DE TRUMP

Donald Trump, por su parte, parece estar disfrutando de su nuevo papel y de los cambios realizados en la institución. Recientemente, participó como maestro de ceremonias en la ceremonia de Honores del Centro Kennedy, una celebración que fue transmitida por CBS. Sin embargo, las cifras reflejan que la audiencia tuvo un notable descenso, alcanzando solo 2,65 millones de espectadores en comparación con los 4,1 millones del año anterior.

A pesar de las controversias y reacciones adversas, estos cambios demuestran un cambio en la dirección del Centro Kennedy, marcando un camino hacia la politización de las artes. La transformación de una de las principales instituciones culturales del país suscita importantes preguntas sobre la independencia artística y el impacto que las decisiones políticas pueden tener en el ámbito cultural.

CONCLUSIÓN Y LLAMADO A LA ACCIÓN

Los eventos en torno al Centro Kennedy continúan desarrollándose y es probable que veamos más reacciones tanto de los artistas como de la comunidad política en el futuro próximo. La situación actual plantea interrogantes sobre el papel que deberían jugar las influencias políticas en el arte y la cultura.

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