EL CONTROL DE LOS MEDIOS POR PARTE DE TRUMP: UNA NUEVA ERA DE PELÍCULAS
Donald Trump ha utilizado su influencia para moldear el panorama cinematográfico de una manera inusual, imponiendo su gusto personal sobre la industria del cine. En vez de ofrecer incentivos, su enfoque ha sido más punitivo, utilizando amenazas legales y arrebatos para forzar a los productores a ceder a sus demandas.
LA INFLUENCIA DEL GUSTO CINEMATOGRÁFICO DE TRUMP
Recientemente, Trump hizo pública su exigencia de que se produjera una nueva película de la serie Hora Punta, conocida por sus divertidas y a veces absurdas escenas de acción. A pesar de que hasta hace poco esto pareciera una broma, eventos recientes indican que realmente se está llevando a cabo Hora Punta 4. Esto plantea una pregunta importante: ¿hasta qué punto un presidente debe influir en la producción cinematográfica?
Trump ha demostrado tener un gusto particular por las películas que muchos consideran de calidad dudosa. Un ejemplo es su aprecio por la película Bloodsport de Jean-Claude Van Damme, estrenada en 1988, que ha sido identificada como una de sus favoritas.
UN GUSTO PECULIAR POR LAS PELÍCULAS
El hecho de que Trump exija secuelas de films tan poco aclamados como Hora Punta genera preocupación. Algunos se preguntan qué tipo de película puede desear un presidente que critica obras clásicas como Ciudadano Kane, sugiriendo cambios absurdos en la trama. Es claro que su estilo de liderazgo está influenciado por un enfoque que se centra en el entretenimiento en lugar de en la cultura cinematográfica de calidad.
Esta decisión de Trump de promover la producción de tantas películas inicialmente vistas como fracasos podría sugerir que se avecina una nueva era de cine superficial, donde el entretenimiento se convierte en la prioridad sobre la sustancia.
¿UN RETORNO A LAS PELÍCULAS DE ACCIÓN INÚTILES?
Con la aprobación de nuevas entregas de películas que han sido criticadas por muchos, es evidente que Trump promueve un regreso a las películas de acción que, aunque divertidas, carecen de profundidad. Su interés en proyectos como Hora Punta, y su potencial deseo de revivir otras películas como Shanghai Noon, genera preocupación entre críticos sobre hacia dónde se dirige la industria del cine.
El impacto de esta influencia no solo se limita al ámbito del entretenimiento, sino que también pone de relieve la relación entre la política y la cultura. Cuando un líder político empieza a dictar qué películas deben hacerse, se corre el riesgo de que se prioricen intereses personales sobre la creatividad y la diversidad artística.
ANÁLISIS DEL FENÓMENO
La nominación de figuras como Sylvester Stallone como embajador especial en Hollywood sugiere que Trump está diseñando una red de apoyos que le permitan implementar su visión de la industria cinematográfica. Este nombramiento ha generado especulaciones sobre el futuro de producciones esperadas, como una secuela de Tango & Cash, que muchos consideran innecesaria.
El fenómeno de querer hacer secuelas de películas antiguas y, en ocasiones, de baja calidad pone en relieve cómo los gustos personales de un individuo pueden tener repercusiones en todo un sector.
CONCLUSIONES
En resumen, la influencia de Trump sobre la industria del cine plantea cuestiones más amplias sobre la relación entre el entretenimiento y la política. A medida que avanza su mandato, es probable que veamos más decisiones que reflejen su peculiar gusto por el cine, convirtiendo el celuloide en una extensión de su propio liderazgo. La audiencia debe estar lista tanto para reírse como para preocuparse por el futuro del cine.
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